Sube la temperatura y llegan las ansias por ir a la playa, a la piscina, tomar el sol y refrescarse un poco. La gente disfruta del sol, pues este nos proporciona una serie de efectos beneficiosos para nuestro cuerpo: acción antidepresiva y síntesis de vitamina D.
La luz solar es esencial para muchos seres vivos. Sin embargo, tiene un lado peligroso. Cuando se toma el sol la piel queda expuesta a una luz demasiado intensa, esa luz actúa como una energía que puede dañar y alterar las células de la piel e incluso dañar los ojos, causar envejecimiento cutáneo (manchas, arrugas) y, a largo plazo, esto puede provocar cáncer de piel. Es muy importante protegerse adecuadamente para evitar quemaduras y prevenir el cáncer de piel, y así continuar disfrutando de los efectos saludables del sol.
La organización mundial de la salud recomienda tomar medidas para cuidarse del sol en esta época de verano, cuando los rayos del sol son más intensos.
Se pueden tomar medidas sencillas como evitar la exposición prolongada al sol, utilizar sombreros y gafas de sol, además de aplicarse protector solar en las partes del cuerpo que quedan al descubierto, como el rostro y las manos.
En las horas centrales del día, los rayos UV son más fuertes, estas horas son entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Tenga especial cuidado con la exposición al sol durante esas horas.
Aproveche las sombras. Póngase a la sombra cuando los rayos UV sean más intensos, pero no olvide que los árboles, las sombrillas o los toldos no protegen totalmente contra la radiación solar.
Use ropa que le protejan. Un sombrero protege debidamente los ojos, las orejas, la cara y la parte posterior del cuello. Las gafas de sol reducen considerablemente los daños oculares debidos a la radiación solar.
Utilice cremas con filtro solar. Aplíquese una crema protectora, con factor de protección igual o superior a 30. El factor de protección solar o índice de protección solar indica cuánto tiempo más un protector solar aumenta la capacidad de defensa natural de la piel antes de llegar a quemarse una persona, usando un producto de protección frente a un enrojecimiento de la piel previo a la quemadura. Por ejemplo, una persona de piel clara que normalmente empieza a quemarse después de diez minutos al sol, tardaría 15 veces ese tiempo con un FPS 15 (150 minutos o 2,5 horas). Aplique generosamente sobre la piel expuesta y repita la aplicación cada dos horas, o después de trabajar, nadar, jugar o hacer ejercicio al aire libre.
Proteja a los niños. Los niños suelen ser más vulnerables a los riesgos ambientales que los adultos. Cuando estén al aire libre, hay que protegerlos de la exposición a los rayos UV como ya se ha explicado. Los bebés deben permanecer siempre a la sombra.
Si a pesar de todo no hemos podido evitar quemarnos con el sol, lo más adecuado es refrescar las zonas quemadas con compresas de agua fría. Si han aparecido ampollas, lo mejor es no pincharlas ni tocarlas.
En caso de una insolación por una exposición prolongada al sol, se debe colocar al afectado en un lugar fresco y en sombra, tumbarlo con las piernas ligeramente elevadas, aligerarlo de ropa y colocar compresas de agua fría en todo el cuerpo.
Lo más recomendable para evitar la deshidratación es tomar mucho líquido y alimentos ricos en sales y agua.