Al salir del supermercado buscas tu vehículo en la vasta cantidad de vehículos en el estacionamiento, sabes que tu carro es azul, así que tu cerebro hace que las cosas azules se vean como resaltadas sobre las demás cosas, que automáticamente se ven opacadas, de esta manera logras ver todos los autos azules y los detallas hasta dar con el tuyo, es un proceso denominado “atención selectiva”, funciona increíblemente bien y si aprendes a usarlo a tu favor puedes lograr grandes cosas y salir de lo mediocre.
No hablamos solo de encontrar tu carro en el estacionamiento, sino de usar tu tiempo en las cosas que realmente te importan y en lo que estas decidido a lograr. Obviamente para enfocarte necesitas un propósito, demos por sentado que ya lo tienes para poder enfocarte en él, evitando la palabra prioridades y usando solo el plural prioridad.
Ahora bien, estas enfocado en tu trabajo, pero con el paso del tiempo comienzas a notar la mediocridad, ya tu trabajo no lo estás haciendo como antes, no tienes “el toque” con el que comenzaste, ¿Qué ha pasado? es en este punto donde radica el problema, cuando se comienza a tener éxito, pues paradójicamente el éxito, es el mayor enemigo de la excelencia y el gran aliado del trabajo mediocre.
Un éxito grande o pequeño, suele desviarnos del enfoque, podemos perder la perspectiva y dejar de esforzarnos porque ya hemos descubierto ese pequeño truco que nos brinda un éxito seguro, y la sensación de confort nos desenfoca del objetivo, dejamos de hacer las cosas con pasión sin darnos cuenta porque lo tenemos todo bajo control y es entonces cuando surge el trabajo mediocre.
Seguramente te encuentras en este punto, ¿Qué puedes hacer? Aumenta tus expectativas y comienza otra vez a perseguir una meta más alta. Si constantemente haces este ejercicio de re-enfocarte evitaras caer en el terreno de la mediocridad y te encontrarás en la constante búsqueda de la excelencia, lo cual significa un trabajo cada vez mejor realizado.
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